Al margen del Viernes Santo, la recta final de nuestras procesiones se caracterizó precisamente por sus contrastes. Escenas que reflejan el sentimiento del Encuentro en la Vía Dolorosa; la quietud y el recogimiento de las procesiones de Jueves Santo; y la tradición y júbilo pascual de la Resurrección del Señor, al encontrarse con la Purísima, singularmente radiante en éste, el año de su Coronación Canónica.