Precisamente, el momento central de esta Celebración llegó prececido de la oración en la que el Arcipreste, Manuel Martínez Rocamora, pidió la protección de la Purísima para la ciudad de Torrevieja. A Ella se dirigió recordando las transformaciones vividas en una Torrevieja cambiante a lo largo de este medio siglo, pero siempre fiel a su Patrona. Así, Monseñor Jesús Murgui prestó sus manos a los torrevejenses y de esta manera repitió el gesto de Don Pablo Barrachina con las cerca de dos mil personas que tanto sentadas -en número de 1.300- como de pie en las inmediaciones, desbordadas de júbilo y emoción, que ya nadie hacía por ocultar.