El verano tiene muchas horas muertas que más de uno dedica a las pantallas, donde las aplicaciones y las redes sociales captan nuestra atención y nuestro tiempo. Los jóvenes están más que familiarizados con el mundo digital. En muchas ocasiones, se convierten en el apoyo que necesitan sus padres o abuelos para manejarse con el teléfono móvil.